el fantástico mundo de la serranía,
un paraíso por descubrir
un escenario ¡de película!
Sí, sí estás viendo bien, ¡son osos! Pero es que además en la Serranía de Cuenca puedes encontrar lobos, zorros, ciervos, 137 tipos de mariposas y, en total, 229 especies de vertebrados. Hasta tienen su ‘Jurassic Park’ particular, su Ciudad Encantada y una laguna ¡de color rosa fosforito! Descubre con nosotros el fantástico mundo de la serranía, un mundo donde hasta las piedras son mágicas. Todo ello bajo unos cielos de calidad certificada por la fundación Starlight.
El escenario donde Félix Rodríguez de la Fuente cambió la forma de hacer los documentales de naturaleza y donde Bond, James Bond, dijo aquello de: “El mundo nunca es suficiente”.
¿Dónde y Cuándo?
La Serranía de Cuenca se encuentra al noreste de la capital, en la zona menos conocida de la región: se trata de un auténtico tesoro por descubrir. Es un lugar ideal para visitar en verano, cuando las altas temperaturas de la ciudad nos invitan a buscar refugio en la montaña. En las noches de agosto, desde las localidades de Uña, Huélamo o Tragacete se puede observar la lluvia de perseidas mejor que en cualquier otro lugar de España. ¡Puedes ver hasta 100 estrellas fugaces por hora!
CERTIFICADO DE SOSTENIBILIDAD ECOLÓGICA DESDE... ¡¡¡LA EDAD DEL BRONCE!!!
Parece que, cuando un entorno es tan paradisiaco, es porque nadie ha habitado en él, y no, ¡todo lo contrario! Es fruto de un conjunto de técnicas agropecuarias muy bien elaboradas, el desarrollo de plantas y animales específicamente “creados” para vivir en estos territorios. Los humanos que han vivido aquí han aprendido a explotar el entorno de forma inteligente con recursos renovables y sin sobrepasar nunca los límites de sostenibilidad. En este lugar se ha alcanzado el perfecto equilibrio entre la explotación de los recursos y la conservación de los espacios y los seres vivos que los ocupan hasta nuestros días. ¿Seremos capaces de mantener este legado?
¿Cómo llevarías 35.000 metros cúbicos de madera desde la Serranía de Cuenca… si no hubiera carreteras?
¡Pues flotando! ¿A que no se te había ocurrido?
Durante cinco siglos, hasta que el transporte por carretera se generalizó, grandes maderadas surcaron los ríos de la región para transportar los troncos desde los montes conquenses hasta los puntos de comercialización.
Cuenca fue referente del transporte fluvial en el interior de la Península por sus maderas, sus ríos y también por sus madereros, conocidos como gancheros porque conducían los troncos por el agua y evitaban que se quedasen trabados con la ayuda de una especie de gancho. Se trataba de una tradición transmitida de abuelos a nietos y tenían fama en toda España por su destreza. En estas tierras, en vez de talar zonas enteras del bosque, solo se cortan los árboles que alcanzan el tamaño adecuado, así se consiguen extraer 37.000 m3 de madera al año, al tiempo que se protege el bosque de posibles incendios.
¿Sabes por qué no hay que “mezclar churras con MERINAS”?
Aunque hoy veamos los espacios de la sierra casi vacíos de ganados, sabemos que en España hace 150 años había más ovejas que personas… en algunos casos, ¡hasta el doble! Una oveja viva valía muchísimo más que la carne que se podía comer de ella.
De ahí que fuera fundamental mejorar la lana que se obtenía de las ovejas, y se estudiara cómo hacerlo. El resultado fue una nueva raza de oveja, la merina, creada en un proceso largo y complejo de selección genética que duró ¡siglos! Hoy día, un proceso así se habría llevado a cabo en los más modernos laboratorios de ingeniería biogenética —¿a que te viene a la cabeza la oveja Dolly?— pero hace siglos estos avances se daban ¡en los monasterios y conventos de la Serranía de Cuenca!
El resultado fue un éxito rotundo: la lana de la oveja merina era fina, rizada y absolutamente blanca —lo que permitía que pudiera teñirse—, considerada oro. En contraposición, la lana de las ovejas churras era basta, de pelo corto, duro y marrón. Por eso, si se mezclaban las dos especies, ¡se podía perder mucho dinero y perjudicar la calidad de la lana!
Gracias a la lana merina, Cuenca fue uno de los principales centros productores de paños y alfombras, considerados los mejores del mundo. Fue tanta la importancia y riqueza de la producción que daba de comer a toda la región, un total de 250.000 personas. Ahora ya lo sabes: ¡de una buena hierba sale una buena alfombra!
¿Sabías
Que...
…las ovejas merinas de Cuenca son las antecesoras de todas las ovejas del mundo?
Sí, gracias a un regalo de Felipe V a Luis XIV, su abuelo el rey de Francia, nuestras ovejas merinas se extendieron por todo el mundo. Por cierto, que antes no había sido posible porque sacar estas ovejas del país ¡estaba prohibidísimo! La razón, muy lógica: la lana de esta oveja era ya desde el principio muy preciada, y España tenía el monopolio de su venta a toda Europa, ¡de ahí que interesara tener controlados todos los ejemplares de esta raza!
Fíjate si después llegaron lejos nuestras ovejitas que, hoy día, el mayor productor de lana merina en el mundo es… ¡Australia!
ROCAS QUE HABLAN O LAGUNAS QUE CAMBIAN DE COLOR
La Ciudad Encantada, los Callejones de las Majadas, las lagunas de Cañada del Hoyo o la hoz de Solán de Cabras son solo algunos de los extraordinarios lugares que pusieron a prueba la fe de muchos viajeros de todas las épocas. Aún hoy, la Serranía ofrece mil y una experiencias que embargan los cinco sentidos de sus visitantes. La magia del paisaje de la serranía es una interacción entre la piedra y el agua de una gran belleza plástica, mediante la que las dos se conforman y se modelan. Por un lado, el agua disuelve la roca calcárea dando lugar a preciosas torcas o hundimientos del terreno, a bellísimas hoces en los ríos que lo surcan y paisajes de ensoñación como la Ciudad Encantada. Y al revés: esa misma roca disuelta dota de una hermosura mágica al agua, que alcanza unas tonalidades de verde esmeralda absolutamente transparente de increíble belleza.
¿Sabías
Que...
…en este fantástico mundo hay hasta una laguna rosa fosforito?
Estás alucinando, ¿verdad? Sí, sí, es que Cuenca es genial. Si quieres ver esta maravilla no dejes de ir porque no durará para siempre. Se debe a un fenómeno químico realizado por unas bacterias llamadas cromatiales que se han multiplicado inesperadamente… pero ¡tranquilo, que no son nocivas para el ser humano e incluso ayudan a reducir la polución que daña el medio ambiente!
Ah, y si quieres ver un efecto parecido pero en un verde indescriptible, no dejes de visitar Alarcón.
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Cómo llegar
La Serranía de Cuenca abarca todo el este de la región de Cuenca, aunque la parte más interesante y conocida de esta comarca se encuentre en el parque natural de la serranía, ubicado al noreste de la región, apenas a unos kilómetros de la capital conquense.
Llegar en coche:
Desde Cuenca: Villalba de la Sierra y Valdecabras, los dos municipios que dan acceso al parque natural de la Serranía conquense, se encuentran apenas a 15 minutos de Cuenca, saliendo de la ciudad al norte por la CM-2105 en dirección a Villalba de la Sierra, desviándose por la CM-2104 para acceder a Valdecabras.
Desde Madrid: la duración del viaje es de, aproximadamente, 2 horas, accediendo a Cuenca por la A-3 (salida 80) y la A-40.
Desde Valencia: la duración del viaje es de, aproximadamente, 2 horas 30 minutos, circulando por la autovía de Valencia (A-3) hasta la salida 242, circulando después por la CM-211 hasta llegar a la capital conquense.
Qué ver y qué hacer en la Serranía y sus alrededores
PASADIZOS SECRETOS
Si ya conoces la Ciudad Encantada, como espectacular alternativa puedes visitar los asombrosos callejones de las Majadas, una pequeña y desconocida zona rocosa formada por grandes pasadizos con un encanto especial.
LAGUNAS QUE CAMBIAN DE COLOR
Al sur del parque natural de la Serranía conquense, ya fuera de sus fronteras, se encuentra Cañada del Hoyo, un municipio que esconde numerosos secretos, como su castillo, la fabulosa iglesia de Nuestra Señora de las Nieves y siete asombrosas lagunas que varían de color en función de la estación y la composición de sus aguas, y que ofrecen un paisaje de lo más singular. No muy lejos, se encuentra también la reserva natural de las Torcas de Palancares y Tierra Muerta, un lugar insólito con más de veinte torcas, grandes depresiones provocadas por el hundimiento de techos de cavernas que parecen verdaderas huellas de gigantes.
ENTRE CUENCA Y GUADALAJARA
Por encima del límite norte del parque natural de la Serranía se pueden encontrar algunos de los lugares más hermosos y desconocidos de la comarca, como las localidades de Beteta y Poyatos, con sus magníficas hoces y sus excepcionales iglesias. Además, en sus proximidades se puede visitar la mina romana de Cueva del Hierro, una fabulosa mina para la extracción del mineral de hierro de época celtíbera.
ITINERARIOS Y PROPUESTAS
TIERRA DE DINOSAURIOS
TOCAR LAS ESTRELLAS
CONFINES DE LA SERRANÍA
Más sobre la Serranía de Cuenca
La Ciudad Encantada de Cuenca, posiblemente el monumento natural más conocido y visitado de la provincia, es una visita obligada para quien no la conozca. El lugar favorito de Viriato, azote de los romanos, es uno de los parajes más espléndidos de nuestro país, donde las rocas parecen cobrar vida creando formas geológicas de lo más caprichosas. Sin duda, la visita más emblemática de la serranía.
Muy próxima a la Ciudad Encantada, se encuentra el Ventano del Diablo, una cueva que forma un mirador natural desde el cual se puede ver la hoz del río Júcar en todo su esplendor. Los más aventureros pueden disfrutar de una de las vías ferratas más asombrosas de toda la región.
En el municipio de Vega del Codorno se encuentra el monumento natural del nacimiento del Río Cuervo, otra visita obligada ideal para grandes y pequeños en cualquier momento del año. Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha ofrece toda la información necesaria para preparar esta apasionante visita.
No muy lejos de este lugar se encuentra también el Parque Cinegético Experimental del Hosquillo, un verdadero museo de la naturaleza, hogar de especies en peligro de extinción como osos y lobos ibéricos.
Todas las localidades de la Serranía tienen un encanto especial que las convierte en visita imprescindible. En el corazón del parque natural de la Serranía de Cuenca, se encuentran Uña, Huélamo y Tragacete, tres sorprendentes localidades, muy próximas entre sí, con un espectacular patrimonio natural y arquitectónico. La laguna de Uña, la iglesia de Tragacete o el conjunto urbano de Huélamo son algunos de los principales atractivos de estos interesantísimos pueblos.
Otras localidades como Villalba de la Sierra o Valdecabras esconden, en sus calles y sus iglesias, fascinantes tesoros artísticos y arquitectónicos.