Un imperio de ciudades
¿SABÍAS QUE TODAS LAS CIUDADES DEL IMPERIO ROMANO ERAN SORPRENDENTEMENTE PARECIDAS ENTRE SÍ?
El Imperio romano fue el resultado del mayor y más importante entramado urbano de la historia. Las ciudades romanas aglutinaban a la gran mayoría de la población de las posesiones del Imperio, ya que constituían los únicos lugares donde acceder a los equipamientos, servicios y recursos que ofrecía Roma. De hecho, las ciudades fueron el motor fundamental del Imperio para su desarrollo, replicándose en territorios de lo más dispares un único modelo de ciudad, a imagen y semejanza de la capital romana, que fue el artífice de su expansión. Tanto pequeñas poblaciones como grandes urbes, tanto en la costa atlántica como en el desierto sirio, todas las ciudades romanas se organizaban de la misma forma a nivel urbanístico y arquitectónico, lo que era una garantía de control y orden para la gestión de un territorio donde convivían centenares de pueblos, lenguas y tradiciones. ¡Cuesta imaginar que una ciudad de Cuenca y otra del desierto israelí fueran parecidas!
LAS MIL Y UNA ROMAS
Para los romanos, la ciudad era el núcleo de su forma de vida y de sus derechos ciudadanos. Toda ciudad podía aspirar a ser reconocida como colonia romana, es decir, parte integrante de la ciudad de Roma, y sus habitantes tenían por sí mismos el reconocimiento y los derechos de ciudadanía romana. Las urbes romanas, además, formaban parte de un complejo entramado económico en el que cada ciudad se especializaba en la producción de un determinado bien o en la explotación de un recurso concreto. De Cuenca, por ejemplo, se sabe que albergaba las mejores y más prolíficas minas de yeso espejuelo de toda Hispania.
¿Sabías
Que...
…los gladiadores rara vez morían en el circo?
Probablemente, el entretenimiento más conocido de los romanos es la lucha entre gladiadores, no tan cruenta como muchos piensan. ¿Sabías que en muy pocas ocasiones estas luchas terminaban con la muerte de los contendientes? A pesar de la creencia tan extendida en sentido contrario, se trataba de profesionales caros en su preparación y mantenimiento. Es más, en la mayoría de los casos, eran hombres libres que se contrataban por varios años para los espectáculos. También se ofrecían luchas de hombres con animales —que eran más bien escenas de caza— y peleas entre animales salvajes.
¡CÓMO SE DIVERTÍAN ESTOS ROMANOS!
Teatros, circos, termas… la oferta de ocio de los romanos era de lo más extensa y variada. Hispania, como no podía ser de otra manera, albergaba todo tipo de infraestructuras de entretenimiento y diversión, algunas de ellas verdaderos referentes en la Europa romana.
¿Sabías que Hispania tenía fama de poseer los mejores criaderos para las carreras de caballos, la gran afición de los romanos? Había muchas variedades, aunque las más populares eran las de cuádrigas (carruajes ligeros tirados por cuatro caballos). Estas carreras tenían lugar en el circo y en ellas se apostaban grandes cantidades de dinero. ¡En Roma ya existía la pasión por la velocidad, como sigue sucediendo hoy en día!
TODOS LOS CAMINOS LLEVAN A ROMA
¡Fíjate qué bien estaba organizado el Imperio! Dado el papel que jugaban las ciudades en él, era esencial que se encontraran bien comunicadas para poder coordinarse, lo que dio lugar a una compleja infraestructura de calzadas y de redes de comunicación naval, que permitía transportar, de forma eficiente, alimentos, bienes, servicios, personas, ideas e información a lo largo y ancho de todo el Imperio, facilitando la labor de sus gobernantes. Las calzadas romanas que levantaron los romanos resultaron indispensables para el desarrollo de las ciudades y transformaron completamente el paisaje de España y Europa. Su importancia fue tan grande que muchas de ellas han sido la referencia para la construcción de las carreteras actuales. ¡Mira cómo era la red de calzadas!
Un nuevo mundo
El auge y caída del Imperio romano trajo consigo un nuevo mundo de valores y creencias. La llegada del cristianismo en los últimos siglos de dominio romano transformó por completo la sociedad y la cultura hispánica. Con el aumento de influencia del cristianismo, se erradicó progresivamente la esclavitud, se fomentó la investigación y se consolidaron nuevas corrientes artísticas y creativas. Pese a la oscuridad que atenaza a este periodo por el final definitivo del Imperio romano de occidente, lo cierto es que algunas nuevas luces emergen en muchos campos en Hispania, tal y como refleja la enorme cantidad de eruditos de la época: desde Egeria, la primera viajera de la historia, a San Isidoro de Sevilla, uno de los literatos e historiadores más importantes de todo el milenio, pasando por personajes como Fructuoso, Martín de Braga, Leandro de Sevilla, Ildefonso de Toledo o Braulio de Zaragoza, entre otros muchos.
¿Sabías
Que...
… la primera viajera de la historia fue una española?
La desconocida Egeria, una dama gallega de la alta nobleza, fue la primera viajera acreditada de la historia ¡en el siglo IV! Por el relato de su viaje, el más antiguo del mundo, se tiene constancia de que recorrió todo el mundo conocido en la época, visitando lugares tan lejanos como Constantinopla, Jerusalén, Egipto o Mesopotamia.
Egeria pudo viajar por todo el Imperio gracias a la pax romana, el período más pacífico y estable de Roma, que hizo de su imperio el más grande e importante de la historia. Egeria completó su hazaña movida por su fe, que la llevó a visitar muchos de los lugares sagrados de la cristiandad —pasó cuatro años viajando por Tierra Santa—.
Por este motivo y por algunos elementos de sus manuscritos, algunos expertos han llegado a pensar que Egeria ejerció como monja, pero lo cierto es que no era así.
Las calzadas romanas estaban llenas, en esta época, de mujeres piadosas de la alta aristocracia que peregrinaban a la cuna del cristianismo para acercarse a la religión. Muchas de ellas conformaron en estos años las denominadas beguinas, asociaciones de cristianas que ayudaban a los más desamparados hasta la aparición de los primeros conventos.